Antes que nada, les doy unos minutos para que busquen sus auriculares. Si, es necesario…
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Ok. Esta semana, me topé con algo que investigando un poco mas tarde descubrí que tiene sus buenos años. Como es nuevo para mi, no voy a suponer que lo va a ser para ustedes, pero quiero por este medio que quienes no lo conozcan lo hagan. En la clase de hoy, hablaremos sobre la
Holofonía.
Digamos que cuando la Bersuit escribió
La Argentinidad al Palo e hizo el listado de grandes inventos argentinos, nombró entre otros el dulce de leche, el colectivo, las alpargatas y las huellas digitales. Pero se olvidó de éste.
Resulta que el sonido holofónico fue desarrollado en 1980 por el argentino Hugo Zuccarelli, aplicando el concepto del holograma al sonido. En otras palabras, la holofonía es al sonido, lo que la
holografía es a la imagen.
Explicado de un modo simple, lo que se consigue es que el cerebro pueda percibir la posición desde de donde proviene el sonido, grabando las secuencias en cada oído independientemente. Para hacerlo, se utiliza una cabeza de Dummy (ver foto) equipada con dos micrófonos omnidireccionales (que captan sonidos a 360º) a la altura de las orejas. Cuando ambas grabaciones se combinan, y el resultado se emite por un solo canal, se imita (supuestamente) la forma como nuestro cerebro procesa el sonido. El disco
“The Final Cut” de Pink Floyd, fue el primer disco que utilizó esta técnica en su grabación.
Fin de la clase.
Les dejo un audio de muestra. Recuerden que tienen que usar auriculares porque es la única forma de notar bien las diferencias. La situación transcurre en una peluquería. Si saben algo de inglés mejor, pero si no, van a entender lo que ocurre de todas formas. Los resultados son impresionantes. Piensen que, por ejemplo, cuando Luiggi nos pone la bolsa en la cabeza, en realidad se lo esta haciendo a la cabeza de Dummy. Apaguen la luz, cierren los ojos, pónganse los auriculares, y dejen que les corten el pelo.
NOTA AL MARGEN: Gracias a
Nando Galander por el audio.